CONTEXTO HISTÓRICO

* 1912 – 2005 

1917

Revolución Bolchevique

1922

Unión Soviética

1991

Fin de la unión soviética

Doctrina comunista

La doctrina comunista no es otra que el materialismo dialéctico e histórico formulado en el siglo XIX por Karl Marx y F. Engels. Podemos resumir dicha doctrina en tres ideas esenciales: dialéctica, alienación y trabajo. El elemento dialéctico es la clave de todo lo demás.

Dialéctica: el materialismo dialéctico constituye la cosmovisión marxista. Afirma que toda la realidad no es sino materia; esta materia es eterna, infinita, automotriz, esto es, se mueve a sí misma en forma dialéctica, es decir, pasando de un extremo a otro de la afirmación a la negación, del ser al no ser, de lo inanimado a lo viviente, de lo irracional o lo racional. Por el mismo mecanismo evolutivo dialéctico, la sociedad humana estaría llamada, a través de un permanente conflicto de fuerzas (clases sociales) hacia un estadio final (sociedad sin clases), verdadero paraíso terrestre.

Alienación: por alienación entiende Marx toda relación de dependencia entre los hombres. Nunca distingue entre dependencia justa e injusta. Se dan 5 tipos: 1) económica, centrada en la propiedad; 2) social expresada por la idea de clase; 3) política, manifestada por el Estado; 4) ideológica, dada por la filosofía; y 5) religiosa, centrada en el concepto de Dios.

Trabajo: en virtud de la dialéctica, el hombre no tiene una esencia o naturaleza estable, sino que se transforma constantemente, se crea a si mismo. El instrumento de tal transformación es el trabajo. El hombre alienado, dependiente, se ve despojado sistemáticamente de su producción y esta pasa a manos del empresario o capitalista. El único trabajo para Marx es el del obrero industrial; ninguna otra tarea merece el nombre de “trabajo”, ni el empresario, ni el intelectual, ni los servicios.

Pérdida de la dignidad humana

Régimen autoritario

Persecución contra la religión

Comunismo Soviético

En el periodo de guerra, Europa fue caracterizada por la acción de regimenes totalitarios, que se caracterizaron por el atropello de los derechos del hombre en todas las esferas de su vida y por el efectivo control de los diversos ámbitos de vida de los ciudadanos. El ejemplo más ilustre es el nazismo en Alemania, el fascismo en Italia y el régimen comunista en la Unión Soviética. Este último permaneció todavía activo por más de 40 años después de la II Guerra mundial, hasta el 1991. 

En su definición general el comunismo es un orden económico-social y político basado en la propiedad colectiva de los medios de producción y de los objetos de consumo, sin diversidad de clases sociales. La filosofía del comunismo en la URSS es una versión revisada del marxismo, desarrollada por Lenin (Vladimir Ilich Ulianov); de aquí que sea llamado marxismo-leninismo. Lenin adaptó el marxismo a las economias no industriales y a las sociedades prevalentemente rurales. Del marxismo el comunismo de Lenin y después aquel de Stalin tomaron los aspectos doctrinales (materialismo dialéctico, doctrina de la revolución burguesa y comunista, lucha de clases,etc).

 

Ideología comunista en relación a la religión

La política de la URSS respecto a la religión está estrechamente relacionada con la ideología comunista, la cual era tremendamente hostil al cristianismo y en general a la religión. Lenin escribía que la religión “es uno de los modos de opresión del espíritu, que se encuentra en todas partes sobre las masas del pueblo, oprimidas por el permanente trabajo, por la miseria y la soledad”. El programa del Comintern acentuaba la lucha contra la religión: “Entre los objetivos de la revolución cultural que se extiende a las masas más numerosas, tiene el primer puesto la lucha contra el opio del pueblo, la religión; la lucha debe ser sistemática e incondicionada … sin piedad debe ser sofocada la actividad contrarrevolucionaria de las organizaciones eclesiásticas … Contemporaneamente el poder del proletariado acepta la libertad de conciencia y eliminando el estado privilegiado de la religión, sostiene con cada medio posible la propaganda antireligiosa sobre la base de la concepción del mundo científico-materialista”

Jurisprudencia soviética e instrumentos del sistema represivo usados contra la religión

Legislativamente el régimen comunista separó el Estado de la religión y la Iglesia de la escuela. Sin embargo, en la realidad esto significó, en la práctica, la intromisión del Estado en la esfera privada de los creyentes, queriendo eliminar tanto al clero como a todo otro tipo de referente religioso entre los ciudadanos. Inició así una profunda y totalitaria propaganda antireligiosa que buscaba cambiar la concepción del mundo para consolidar una sociedad atea. Para consolidar este plan fue creado todo un estatuto legal que preveía la desaparición de las entidades religiosas y poner en la ilegalidad la práctica privada de cualquier tipo de religión, consolidando, al mismo tiempo, diversos órganos represivos y punitivos.

A modo de ejemplo citemos algunos artículos del Decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo de la RSFSR del 8 de abril de 1929 "Sobre las asociaciones religiosas". Efectivamente este decreto establecía la obligación de registrar ante los organismos gubernamentales todas las asociaciones religiosas y a sus miembros. Cada ciudadano podía pertenecer solamente a una de estas asociaciones religiosas. Se excluía la asociación de un miembro menor de 18 años. A las sociedades religiosas se les reconocía el derecho a comprar utensilios de iglesia, objetos de culto religioso, vehículos, al alquiler, construcción y compra de un edificio para sus necesidades, de la manera prescrita por la ley (cf. art.3). Un derecho que, sin embargo, no se respetaba y no podía ser efectivo ya que dichas asociaciones estaban privadas de reconocimiento y personería jurídica. La ley también establecía que estas asociaciones no podrían iniciar sus actividades hasta que hubiesen recibido la registración por parte del Consejo de Asuntos Religiosos dependiente del Consejo de Ministros de la URSS (cf. art.4), reservándose el derecho de negar dicha registración (cf.art.5). Se entraba en contradicción con el art.10 donde se aclaraba: “Cada comunidad religiosa o grupo de creyentes puede usar solo una sala de oración”, siempre previa autorización del gobierno. Recordemos que la registración de la comunidad o asociación religiosa era hecha por la administración del territorio local, por tanto: “Los convenios sobre el derecho a usar tales lugares para las celebraciones son firmados por creyentes individuales bajo su responsabilidad personal” (art. 10,2).

En el art.17 se enumeran las actividades que les está prohibido realizar: “a) crear cajas de asistencia mutua, cooperativas, asociaciones de producción y, en general, utilizar la propiedad a su disposición para cualquier otro propósito que no sea satisfacer necesidades religiosas; b) proporcionar apoyo material a sus miembros; c) organizar especialmente las reuniones infantiles, juveniles, de mujeres y otras reuniones, así como círculos de estudios bíblicos, literarios, de costura, laborales, religiosos, etc. así como organizar excursiones y salidas a parques infantiles, abrir bibliotecas y salas de lectura, organizar sanatorios y atención médica”. Y respecto a la literatura religiosa, establece: “En los edificios y locales de oración, solo se pueden almacenar los libros necesarios para la administración de este culto”.

El art.19 limita el territorio de acción de los predicadores exclusivamente a la comunidad en la que están registrados.

Los art. 25 al 35 tratan de la propiedad y uso de los edificios dedicados al culto. El art.36 reafirma el derecho que tiene el Estado de expropiar un edificio dedicado al culto “si este edificio es necesario para las necesidades estatales o públicas”. Hasta el art. 41 trata sobre el procedimiento de cierre de los edificios de culto por parte de las autoridades, los cuales se podrán adaptar a otro uso o bien demoler. Excepto los que por su valor histórico, arquitectónico, arqueológico, pasarán a depender del ministerio de Cultura.

El art.43 prevee el cancelar la registración a la asociación o comunidad religiosa si no cumple con las normas establecidas. En el art. 46 se dice: "Si el lugar de culto presenta una situación de deterioro que ponga en peligro la seguridad publica, deberá ser controlado por el organismo estatal, mientras tanto se prohibe todo tipo de acción de culto".

Estos son algunos artículos de uno de los varios decretos que reglamentaron el estatuto jurídico de las asociaciones religiosas. A esto se sumó la propaganda antireligiosa que usó de organismos y estructuras propagandísticas avaladas por el sistema.

Los arrestos, procesos y condenas - Campos de trabajos durante la época del "gran terror" (1937-1938)

Durante este periodo de la “gran purga” o “gran terror” se dejó en manos de los tribunales locales las sentencias de castigo por delitos políticos, principalmente aquel que condenaba “la propaganda antisoviética”. Se crearon para este fin los “triumviratos” o “grupos de a tres” (“troiki”) que tenían la facultad de condenar a los arrestados ya sea a la ejecución inmediata, a cárcel o campos de trabajos por 8 o bien 10 años.

El régimen soviético se caracterizó por la crueldad y buscaba quebrar las voluntades de los encarcelados para que finalmente, reconocieran su “culpa”. 

Los encarcelados muy a menudo eran sometidos a interrogatorios que podían durar hasta más de 12 horas. Durante ese tiempo los oficiales les insultaban, gritaban y golpeaban. Se usaban distintas torturas: les obligaban a hacer ejercicios fisicos con intrumentos muy pesados hasta que desmayaran y luego lanzaban sobre el imputado un balde de agua fría. Los torturaban con corriente eléctrica, los golpeaban con bastones de goma en la cabeza, pies, o todo el cuerpo. En las precarias condiciones sanitarias en que se encontraban los prisioneros, muchos contraían tuberculosis y otras enfermedades.

Los prisioneros destinados al exilio y deportación en los Gulag pasaban una terrible prueba fisica con el viaje. Los trasladaban en vagones de carga, encerrados como animales. Durante estos viajes la gente moría. Los que sobrevivían cuando  llegaban al lugar de deportación eran abandonados, la mayor parte de las veces se trataba de lugares inhóspitos y allí eran obligados a construir sus propias celdas.

A causa del trabajo pesado y en condiciones inhumanas perdían la salud, morían, o contraían una enfermedad crónica que los llevaba tarde o temprano a la muerte.